Mapuche, el retorno de las voces antiguas
Pablo E Piovano
Mapuche significa gente de la tierra. Es el nombre del pueblo que habita ancestralmente Wallmapu, territorio invadido por la Corona española desde el siglo XVI y luego por las campañas militares de Argentina y Chile, dos jóvenes estados que a fines de 1800 extendieron sus dominios a través de un genocidio no reconocido por la historia oficial.
Actualmente, en el extremo sur del continente, a un lado y otro de la Cordillera de los Andes -que nunca fue frontera para este pueblo- comunidades mapuche se levantan en defensa del agua y la tierra. Son la primera línea ante el avance de industrias petroleras, forestales, salmoneras, hidroeléctricas y mineras.
El trabajo de más de seis años de Pablo E. Piovano y Maxi Goldschmidt se centra en tres regiones dentro de Wallmapu, La Araucanía, Vaca Muerta y el río Pilmaiken, donde la recuperación de tierras, saberes y prácticas ancestrales se da en medio de una permanente persecución estatal y mediática contra líderes y comunidades mapuche.
LA ARAUCANÍA
En 1974 un decreto del dictador Augusto Pinochet subsidió a empresas forestales en manos de dos de las familias más poderosas de Chile, Matte y Angelini y les entregó miles de hectáreas donde vivían familias mapuche. Las plantaciones de pinos y eucaliptos arrasaron el bosque nativo.
En La Araucanía, estigmatizada como la “zona roja del conflicto mapuche”, desde hace tres décadas se profundizan procesos de recuperación cultural, espiritual y territorial. Las políticas gubernamentales buscan aplacar, a través de programas y represión, este “despertar”. En esta región, donde en noviembre de 2018 la policía chilena asesinó al líder mapuche Camilo Catrillanca, rige Estado de Excepción, los ingresos a las comunidades están militarizados y en las cárceles hay pabellones especiales para presos políticos mapuche, quienes suelen protagonizar largas huelgas de hambre. La mayoría son jóvenes que luchan por recuperar la tierra usurpada a sus abuelos.
RÍO PILMAIQUÉN
El río Pilmaiquén o “río de las almas” nace de un lago de aguas de deshielo de la cordillera de los Andes. Desemboca en el Pacífico y es la columna vertebral de un extenso complejo ceremonial mapuche williche. Cientos de especies de plantas, peces y pájaros sólo se encuentran allí. Desde hace siglos comunidades peregrinan a su ribera para celebrar ceremonias y conectarse con los Ngen, que son espíritus de la naturaleza.
La empresa estatal noruega Statkraft construye una central hidroeléctrica sobre el río Pilmaiquén, un tipo de proyecto prohibido en su país. Quien encabeza la defensa de ese territorio hace más de 15 años es la machi Millaray Huichalaf, líder espiritual y mujer medicina del pueblo mapuche. Fue encarcelada y varios de sus familiares heridos en represiones y perseguidos judicialmente. A su casa llegan personas de todo Chile en busca de salud, de medicina ancestral. El despertar de la espiritualidad, el retorno de saberes antiguos y de ceremonias que no se realizaban hace más de 200 años, es la raíz que hace crecer la resistencia de más de 120 comunidades a un proyecto inconsulto y que viola derechos y tratados internacionales.
VACA MUERTA
Vaca Muerta es el megaproyecto de explotación de hidrocarburos no convencionales más desarrollado del sur global. Abarca 30.000 kilómetros cuadrados y hoy abastece con el 60% del petróleo y el 75% del gas de Argentina.
Un siglo y medio atrás familias mapuche fueron arrastradas a estas “tierras improductivas”, donde hace una década llegó la industria del fracking para extender la frontera petrolera y reactivar la economía. Al mismo tiempo se multiplican los desastres socioambientales: contaminación de tierra, agua y aire, emanación de gases de efecto invernadero, enfermedades, sequía, sismos, desechos radioactivos, usurpación de tierras y una nueva persecución a las comunidades mapuche.